AUROVILLE

Un amigo me comentó sobre su deseo de vivir en Auroville, una ciudad universal, diseñada con el fin de que seres provenientes de todas partes del mundo vivan en paz “más allá de rivalidades nacionales, de convenciones sociales, de morales contradictorias y de religiones enfrentadas”.

Cuando iniciamos nuestra conversación, pensé por un momento en una típica comunidad hippie al sur de la India, una secta New Age que pretende, mediante el aislamiento, salvar el futuro de la humanidad. Tan utópico me pareció el lugar, que me puse a investigar sobre él. Y tal como se describe en su sitio web, Auroville es un lugar comprometido, en la investigación y la práctica, con las futuras necesidades culturales, medioambientales, sociales y espirituales de la humanidad.

En su definición, Auroville, habla de sí misma como un espacio global, en el que hay cabida para ciudadanos de todo el mundo sin importar su credo, raza o posición social, aspirando a la creación de una sociedad sustentable, obteniendo el máximo provecho de los recursos naturales de forma que se obtengan beneficios para los habitantes del presente y se garanticen los mismos para las generaciones futuras.

Dada esa auto descripción, pensé que se trataba de una sociedad ecológica, donde cada quien tendría el derecho de pensar a su manera, sin que esto interfiera en el desarrollo prospero de la comunidad. Pero indagando un poco más, me encontré con los principios básicos de la ciudad, en donde leí lo siguiente: Auroville es para aquellos que quieren vivir una vida esencialmente divina pero que renuncian a cualquier tipo de religión, sea esta antigua, moderna, nueva o futura. Aquí no hay religión. Reemplazamos la religión por la vida espiritual, pues ésta es mucho más verdadera, más profunda y más alta; es decir, más cercana al Divino. El Divino esta en todo y en cada cosa, pero no somos conscientes de ello. Este es el inmenso progreso que los hombres deben hacer.

Cuando se habla de suprimir religiones y cultos, pienso entonces en una nueva forma social en la que lo primordial sería crear una sociedad que funcionara en perfecta armonía entre el hombre y el medio ambiente. Pero luego, conceptos como "El Divino", me hacen pensar que, Auroville es un sitio repleto de realidades paradójicas, y que como toda utopía, no es fiel a su definición en la práctica. ¿Acaso cuando hablamos de una fuerza divina, un poder celestial, o de cualquier ser supraterrenal, como la fuerza motora de todo cuanto existe, no estamos creando un culto o religión? Además en el fondo, al menos en la teoría, todas las religiones, a través de la fe en alguna divinidad, buscan alcanzar el bienestar de la raza humana y el entendimiento de la misma con el medio ámbiente, que es al igual que él, una creación divina.

Luego descubrí que todos los ciudadanos de Auroville deben practicar lo que han denominado como “yoga integral” con fin de meditar por el bien de la humanidad. ¿Podría alguien que se negara a formar parte de estas actividades vivir en Auroville? Probablemente la respuesta sería negativa, pues la yoga integral forma parte de los fundamentos de la comunidad, y si entras en ella y pretendes formar parte de la misma, debes actuar según sus reglas y esquemas de pensamiento, por lo tanto, no creo, que aunque los aurovillanos se denominen como a sí mismos como una “sociedad universal” sean verdaderamente una sociedad tolerante.

Auroville se especializa en el uso de tecnologías energéticas sostenibles, y en sus tierras sólo se genera energía a través de plantas solares, eólicas e hidroeléctricas. En sus suelos sólo hay granjas ecológicas que buscan abastecer las necesidades básicas de la población local, así com oexportan algunos de sus productos. Sin embargo, todavía necesitan adquirir algunos bienes en el exterior de la ciudad.

Todo esto me parece muy positivo, y realmente si hablo de tolerancia, no debería yo opinar que siento cierta falta de la misma por parte de los ciudadanos de Auroville. Finalmente, cada quien escoge el estilo de vida que más le convenza y convenga, pero en lo personal, opino que podemos ser seres sustentables, sin aislarnos del resto del mundo y asumir soluciones tan radicales.

Quizás es tan utópico como Auroville, pensar que llegará el día en que los seres humanos aceptemos el librepensamiento. Sin embargo, más allá de las ideologías políticas y religiosas existentes, si todos asumiésemos simples posturas “amigables” en un plano ecológico, podríamos hacer de este, un mundo mejor. Cambios tan simples como caminar, reciclar, consumir productos orgánicos, generar menos basura, ahorrar electricidad y educar a nuestros hijos de modo que inculquemos en ellos una mayor conciencia frente a los problemas que el supuesto progreso de la humanidad ha suscitado en la Tierra, son detalles que en la práctica cotidiana se traducirían en bienestar universal. Al fin y al cabo, la tierra, sin importar cuál Dios la creó, es de todos por igual.