¿Ahora Venezuela es de todos?

Leyendo en Internet sobre el panorama nacional, me encontré, no recuerdo en qué página, con esta imagen que realmente me afectó. Por eso decidí guardarla, pensando que alguna vez podría escribir sobre ella.

Lo primero que me vino a la mente fue Cuba, país que no conozco en su totalidad, pero en donde tuve oportunidad de pasar unos días, específicamente en su ciudad de La Habana. Único lugar del mundo, en el que, caminando tal cual turista pérdida buscando llegar a su famosa Plaza de La Revolución, fui interceptada por dos milicos armados que me pillaron bajo una palmera tratando de cubrirme de una fuerte tormenta que caía, y mientras hostilmente, me apuntaban con sus fúsiles, me pedían mi pasaporte a la vez que me interrogaban, indagando sobre las razones de mi visita al país amigo.

Todo esto me sirvió, para verificar a través de mi propia experiencia y con conocimiento de causa, que esta isla dista mucho de ser el mar de la felicidad. Por supuesto que hay gente que aún cree en la revolución, pero la mayoría de las personas con quienes tuve la oportunidad de conversar, cuando agarraron confianza, y tras verificar que no era yo una enviada de la “Revolución” en Venezuela, se destaparon y me hablaron sin pelos en la lengua sobre lo mal que se vive en Cuba y lo infelices que son bajo el régimen de Fidel.

La Habana, además de trasmitir nostalgia a través de sus hermosas edificaciones en ruinas, convertidas en ranchos con escaleras de mármol, está repleta de vallas, que junto al irónico rostro de Castro, hablan de lo magnífico de su revolución.

En los últimos años, han aparecido en el territorio nacional venezolano, numerosos carteles con estas características. Yo los encuentro terroríficos, pues paradójicamente, aunque acompañadas por aquel logo que reza que “Venezuela ahora es de todos”, la lectura que hago de ellas es “Venezuela ahora es de Chavéz”, y con Chavéz no manda el pueblo, esa es una de las mentiras más grandes que se ha creído nuestra gente, con Chavéz manda Chavéz y nadie más que él, y los beneficios, obtenidos de nuestro preciado oro negro, van para su bolsillo y los de su séquito de monigotes. Pues él, como esta foto lo indica, es el dueño y señor de Venezuela y todas sus riquezas. El peor de todos los caudillos que ha parido nuestra tierra, uno que se jacta la boca hablando de igualdad y libertades, incongruentemente, otra vez, mediante el lema: “Patria, Socialismo o Muerte”.