lunes, 11 de junio de 2007

¿El por qué de La Corotera?

Desde mi llegada aquí tenía metida en la cabeza la idea de escribir... escribir mis vivencias, lo que me deslumbraba, decepcionaba, o simplemente pasaba por mi cabeza al estar en África. Y es que vivir aquí es finalmente como vivir en cualquier otro lado del mundo. Pues siempre he dicho que la vida la hace uno, y a la final no importa donde se esté, ya que se puede estar en la ciudad más bella del mundo y encontrarla fea, se puede habitar la ciudad más civilizada y encontrarla imperfecta, inhumana o defectuosa... y de igual modo, la vida puede ocurrir en una "ciudad" rústica y poco cultivada, y aun cuando estemos conscientes de su condición campechana, es también posible llevar una vida amena y agradable.

La vida en Douala no es mala, debo admitirlo, aunque por supuesto me provoca en ocasiones ir al cine, visitar un museo, un Centro Comercial, sentarme a tomar un café con las amigas, o simplemente en soledad para ver pasar a los transeúntes.

Me hace falta el varullo del metro, bien definido como "coje culo", los autobuses o "carritos" que transitan por las calles como si llevasen ganado, los buhoneros, las guerras de reguetón en sus calles y todo aquello, que aunque defectuoso, hace de Caracas una gran ciudad.

Caracas, mi amada Caracas, la que muchas veces he odiado por sucia e insegura, pero que aquí , en la lejanía de Douala, extraño como si se tratase de la meca de la civilización.

Allá en Caracas dejé una corta, pero podríamos decir que éxitosa carrera. Para nada podría decirse que abandoné un jugoso salario o una excelente posición económica, pero, no me quedan dudas, que renuncié a lo que fue el inicio de lo que se proyectaba como una productiva galopada por el quehacer cultural del país.

Pero bueno... no estamos para arrepentimientos, y como dicen por allí "a lo hecho pecho", y como dicta una convicción personal: "no hay tiempo pérdido" y un par de añitos como ama de casa en latitudes africanas, no le caen mal a nadie. Más bien pensemos, que se trata, una vez más, de esas oportunidades que te da la vida para conocer un poco más del mundo, verlo desde otra perspectiva y aprender más de él y sus habitantes. Pues hay que reconocer que no todo el mundo tiene el chance de saber que en Camerún, hay algo más que fútbol!

Así fue que navegando por Internet y descubriendo algunos blogs que me resultaron interesantes, tomé la decisión de crear el mío propio y abrir La Corotera, un espacio para plasmar mis reflexiones... quizá profundas, tal vez tontas o sin sentido, pero sin duda, todas producto de mi excesivo tiempo libre en estos lados del mundo.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Querida monica me ha gustado mucho tu pagina de corotera, es genial asi tus amigos y amigas podran conocer mas de ese pais donde esta viviendo horita.

Felicitaciones
un beso
tu amiga
Zulay

Cuentos para pasar el rato dijo...

Monxe, me encanta...lo leeré a menudo.

SOL dijo...

Holas!
Igual que tu pero por la Toscana!
Exiliada voluntaria por EL AMOR, se lo que es "no saber lo que se tiene hasta que lo pierdes" (o en nuestro caso, cuando lo tienes lejos), ver las cosas desde otra perspectiva, tener tiempo de sobra (a veces mucho), y que TODO es relativo, puedes vivir en la ciudad mas civilizada y verla peor que un barrio, o vivir en un barrio y verlo como el mejor lugar del mundo, y al igual que tu despues de ver mas de un blog de expatriados como nosotras me anime a tirarme al agua!
Un abrazo y bienvenida a la blogsfera!

Dabart dijo...

Hola! yo? otro exiliado mas!, vivo en Milan, Italia... Descubri tu "neo" rinconcito gracias al blog de sol...
Bienvenida!

Anónimo dijo...

No suelo hacer estas cosas, pero he parado para hacer una excepción y saludarte. También aprovecho esta ocasión para decirte que al leer tu blog conseguiste que me sintiera parte de esa aventura tuya, es como leer un libro que no tiene fin porque se escribe la siguiente página cada día.

saludos


Gabriel


Islas Canarias (España)

JUANAN URKIJO dijo...

Mira hasta dónde llegué, buscando tus orígenes. Y, sin embargo, te confieso que aún no sé qué demontre es una Corotera...

Besos, Mónica.