Recuerdo que lo primero que comí en Barcelona (España) en el año 2002, en una desorientada búsqueda de apartamento al día siguiente de mi llegada, fue un combo Big Mac. Me sentía mal, no tenía idea de dónde, ni cómo empezar mi investigación inmobiliaria, me entró el hambre, y lo primero que me vino a la mente fue caminar rumbo a un McDonalds que habia visto en mi desordenado divagar, pues, no sé si lamentable o no, McDonalds tiene la particularidad de hacernos sentir como en casa, ya que aún con algunas variaciones de país en país, ofrece el mismo menú en todas partes del mundo.
Como decía Vincent Vega, encarnado por John Travolta en aquel famoso diálogo de Pulp Fiction, en Francia el Big Mac es la misma cosa pero con ese toque glamouroso del francés es llamado Le Big Mac; y en Amsterdam, según el personaje, el Cuarto de Libra con Queso, es llamado Royal with Cheese por aquello del sistema métrico. En Venezuela tampoco utilizamos la libra, pero le dejamos el mismo nombre tal vez porque somos un poco más alienados!
Lo cierto es que así vayas a pagar en euros, doláres, chelines o bolívares, puedes sentarte a saborear la misma hamburguesa con identicas papas fritas en Dinamarca, la India o el Perú.
Al venir aquí, quería tener una idea de cuánto sería aproximadamente el costo de la vida y recordé que alguien una vez me dijo que la manera más fácil de calcularlo era averiguando cuánto costaba una comida en McDonalds. Entonces pensé: ¿Será que podría haber un McDonalds en una ciudad como Douala? ¿Será que hay McDonalds en África? Y debo admitir, lo cual si es lamentable, que el McDonalds es algo tan común e invasivo, que tristemente, muchas veces se mide el nivel de progreso de un país, por el hecho de que en él, exista o no un McDonalds.
El primer McDonalds que abrió en el mundo fue en los Estados Unidos en 1940, y a partir de entonces comenzó su rápida intrusión en las demás sociedades del mundo. En Wikipedia, podemos encontrar información muy interesante al respecto, ya que nos da a conocer una lista entera de los países en donde hay McDonalds y el año en que abrió la primera tienda de la cadena en los mismos. El primer país latinoamericano en tener uno, según esta lista, fue Costa Rica en 1970, luego Panamá al año siguiente y se lleva el tercer lugar El Salvador en 1972. En Europa, Alemania abre el primero en 1971, Francia en el 72 y Suecia en el 73.
McDonalds en el mundo
En Venezuela tuvimos el primero en 1985. Como no recordarlo, el famoso McDonalds del Rosal, todo un aconteciemiento a mis once años en aquella Venezuela de los años 80. Luego vinieron los de Sabana Grande y La Castellana, y a partir de allí se multiplicó desenfrenado, habiendo en la actualidad, según la página oficial de la empresa en el país, un total de 51 restaurantes sólo en la Gran Caracas. Hoy, hay McDonalds a lo largo y ancho del territorio nacional, y no creo que ésto sea un factor para medir la vanguardia en nuestro país.
También es cierto que cada vez hay más niños que lo único que quieren comer son las ya nombradas cajitas felices, y más de una vez he tenido que encarar una pataleta histérica de alguna sobrina que se escucha así: “Titi, Titi lleváme a McDonalds, no comeré otra cosa!!!”. O el caso sorprendente de otra sobrina todavía más joven, que cuando apenas hablabla, veía el famoso logo de la meca de la comida basura y decía: “papa, papa”.
Aquí en Camerún, hay muchísima gente que extraña McDonalds, y cuando van a salir a la “civilización” dicen aliviados: “Lo primero que haré será comer en McDonalds”, o cuando uno llega de cualquier viaje preguntan: “¿Comiste en McDonalds?”.
Afortunadamente, McDonalds para mí forma parte del pasado, y porque no reconocerlo, un pasado feliz y sabroso, pero también gordo y con malos hábitos alimenticios. Dejé de comerlo hace mucho, precisamente en España, cuando me di cuenta,entre otras cosas, que por el mismo precio podía comerme un delicioso bocadillo de jamón o queso manchego, que también engorda, pero al menos es más sano y artesanal.
Cuando he viajado desde que vivo aquí, dos veces para ser más exacta, he pasado a un lado de estos recintos y no me invitan a pasar, prefiero comer otras cosas que aquí no consigo, pero la verdad no siento la necesidad de ser un huesped en la casa del payaso.
En Escocia, donde pasé las navidades, cuando me vi obligada a comer rapidamente, opté por los “Fish and Chips”, que igual es fritura, pero al menos es realmente pescado y papas de verdad verdad. Además, en muchos de estos restaurantes, aún puedes tener el placer de ser atendido, a las patadas y rapidamente, en la mesa. En Alemania, donde fui en abril a visitar a mi hermano y a trámitar un nuevo pasaporte venezolano, preferí comer “Donner Kebab” o sentarme a comer un menú de algún restaurancito típico.
En África sólo hay McDonalds en Egipto, Marruecos y Suráfrica. El resto de los países no ha experimentado aún la invasión de la cultura chatarra. Sin embargo, en la vía a Limbe, saliendo ya de Douala, al otro lado del puente sobre el Wouri en los lados de Bonaberi, pudé notar la presencia del palacio de la papa frita. Todo un simbolismo encerrado en ese pequeño tarantín. ¿Cómo es posible que Camerún no aparezca en la lista de Wikipedia? Douala es tan cosmopolita como lo son París, Madrid, Ciudad de México y Kuala Lumpur...
También es cierto que cada vez hay más niños que lo único que quieren comer son las ya nombradas cajitas felices, y más de una vez he tenido que encarar una pataleta histérica de alguna sobrina que se escucha así: “Titi, Titi lleváme a McDonalds, no comeré otra cosa!!!”. O el caso sorprendente de otra sobrina todavía más joven, que cuando apenas hablabla, veía el famoso logo de la meca de la comida basura y decía: “papa, papa”.
Aquí en Camerún, hay muchísima gente que extraña McDonalds, y cuando van a salir a la “civilización” dicen aliviados: “Lo primero que haré será comer en McDonalds”, o cuando uno llega de cualquier viaje preguntan: “¿Comiste en McDonalds?”.
Afortunadamente, McDonalds para mí forma parte del pasado, y porque no reconocerlo, un pasado feliz y sabroso, pero también gordo y con malos hábitos alimenticios. Dejé de comerlo hace mucho, precisamente en España, cuando me di cuenta,entre otras cosas, que por el mismo precio podía comerme un delicioso bocadillo de jamón o queso manchego, que también engorda, pero al menos es más sano y artesanal.
Cuando he viajado desde que vivo aquí, dos veces para ser más exacta, he pasado a un lado de estos recintos y no me invitan a pasar, prefiero comer otras cosas que aquí no consigo, pero la verdad no siento la necesidad de ser un huesped en la casa del payaso.
En Escocia, donde pasé las navidades, cuando me vi obligada a comer rapidamente, opté por los “Fish and Chips”, que igual es fritura, pero al menos es realmente pescado y papas de verdad verdad. Además, en muchos de estos restaurantes, aún puedes tener el placer de ser atendido, a las patadas y rapidamente, en la mesa. En Alemania, donde fui en abril a visitar a mi hermano y a trámitar un nuevo pasaporte venezolano, preferí comer “Donner Kebab” o sentarme a comer un menú de algún restaurancito típico.
En África sólo hay McDonalds en Egipto, Marruecos y Suráfrica. El resto de los países no ha experimentado aún la invasión de la cultura chatarra. Sin embargo, en la vía a Limbe, saliendo ya de Douala, al otro lado del puente sobre el Wouri en los lados de Bonaberi, pudé notar la presencia del palacio de la papa frita. Todo un simbolismo encerrado en ese pequeño tarantín. ¿Cómo es posible que Camerún no aparezca en la lista de Wikipedia? Douala es tan cosmopolita como lo son París, Madrid, Ciudad de México y Kuala Lumpur...
Chez Mac-Donald en Bonaberi