A unos 940 metros de altura sobre el nivel del mar, existe en Venezuela un pueblo llamado Monte Carmelo en los Andes Trujillanos.
Nos dice la historia, que Monte Carmelo se conoce como asiento de encomenderos de la Colonia Española ya en 1665. Su primer nombre fue San Jerónimo de Chapués, dado en 1675 por el Capitán Vazquez de Coronado, quien remonta las márgenes del río Pocó con el propósito de fundar una comunidad agrícola en estas tierras asignadas a los padres jesuitas.
Este poblado es atacado y saqueado en 1678 por el pirata francés Francisco Gramont de la Monte, quien se adueña del producto de los cultivos de cacao silvestre allí almacenados. Luego de devastadas, las tierras pasan de nuevo a mano de los jesuitas y el pueblo fue rebautizado como la Cartuja de Buena Vista, nombre que mantuvo por unos doscientos años, hasta que un padre de nombre Francisco Antonio Rosario, llevase consigo al pueblo un retablo con la Virgen del Carmen, que instaló en una capilla desde donde organizaba las misas. Fue así como los pobladores comenzaron a llamarla la Virgen del Carmelo o del Monte Carmelo, nombre con que fue reconocido el pueblo oficialmente en el año 1873, cuando fue promovido como parroquia civil.
El pueblito se mantuvo vivo y a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX comenzó a llegar a él una oleada de inmigración italiana procedente de la Isla de Elba, quienes conjuntamente con los criollos allí establecidos, se esmeraron por desarrollar actividades agrícolas y pecuarias.
Monte Carmelo fue un pueblo próspero, y en medio de esa prosperidad, nació un día como hoy, en 1933, mi padre. Un niño procedente de una familia acomodada que se dedicaba al comercio y a la siembra y producción del café.
De Monte Carmelo salió en mula para estudiar la escuela en San José de Mérida y también partió a Caracas para hacerse bachiller.
Sin hablar inglés, y con una beca otorgada por la Creole**, se trasladó a los Estados Unidos, donde obtuvo el diploma de Ingeniero Eléctrico en el Instituto Tecnológico de Massachusets y el de Ingeniero Mecánico en la Universidad de Stanford.
Es un hombre interesante y amante de su tierra, a quien le ha apasionado siempre el tema energético y todo lo relativo al transporte. Es un gran profesional, y sin importar su edad aun ejerce como profesor universitario y miembro activo de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. Es un tipo creativo y practico, muchas veces incomprendido.
Pero es también mi padre un gran hombre, no sólo desde el punto de vista profesional, en 1980, dadas ciertas circunstancias en la vida, decidió quedarse con sus cuatro hijos, que en aquel entonces tenían seis años la menor* y unos diez la mayor, desenvolviéndose muchas veces como padre y madre.
En su labor de padre fue a veces algo duro y autoritario, pero también comprensivo y dispuesto a apoyarnos y aconsejarnos cuando así lo requerimos. Muchas veces lo juzgué y le hice pasar momentos duros en señal de rebeldía, pero con el pasar del tiempo entendí su postura y juzgué mas bien la mía. El mio es un gran padre y estoy orgullosa de haber crecido con él.
Feliz Cumpleaños papá, eres la persona que más admiro en el mundo, pues es de ti de quien más he aprendido!
Te quiero...
* yo
** Creole Petroleum Corporation, que se instaló en Venezuela en 1925 durante el mandanto de Juan Vicente Goméz.
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12 comentarios:
Felicidades a tu padre en su cumpleaños!
Saludos!!
Me alegra conocer un poco al hombre de Monte Carmelo. Muchisimas felicidades. Un abrazo
Feliz cumple para él y para ti un gran abrazo.
Mis felicitaciones a tu papi!
Para gustos son los colores, y para el mio, este es el mejor post de todos los que te he leido.
Por el comienzo, no se podria uno imaginar que ibas a hablar de tu padre.
Le feicito a el por su cumpleaños, su brillante carrera, haber criado a sus hijos como describes, que por conocimento de causa, se lo dificil que resulta, y por tener a una hija como tu.
Y a ti, te felicito por el padre que tienes y por el homenaje que le haces.
Un beso y salud, Genín
Ha sido un sencillo y precioso homenaje, que me ha encantado leer, de principio a fin. Pienso que tu padre se tiene que sentir tremendamente orgulloso de tener una chicuela tan estupenda como tú. Máxime cuando, como relatas, "por circunstancias de la vida decidió quedarse con sus cuatro hijos".
Un beso bien dado. Y a tu padre, si anda por ahí, en Venezuela, mis dobles felicitaciones: por su cumpleaños y por la hija pequeña que tiene.
Que post tan bueno...y felicitaciones a ese gran hombre...con una historia tan buena estoy segura que lo es....
SALUDOS
Me encanta cuando alguien puede escribir tan bello y con tanto orgullo de su padre, él si que debe estar orgulloso de tener a alguien que le quiere y le admira tanto, bueno motivos te sobran. Besos.
Estas historias de admiración y amor hacia los padres me ponen un nudo en la garganta.
Bella historia la que cuentas aunque intuyo una hermosísima en la que no cuentas.
Te felicito a tí por saber reconocer tus errores y a ese padre emprendedor que está de cumpleaños.
Abrazos,
(... y ... caracha! ¿de qué materia están hechos esos hombres andinos que parecen robles?)
hola, ¿quieres intercambiar links? me puedes agregar con el titulo Foto Turismo, y pasa por mi blog a dejarme el tuyo, saludos
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¡Que bello es leer toda esa admiracion a un padre por parte de su hija! Sin duda es un gran hombre...bueee se ve de donde saliste tu.
Feliz Cumpleaños "al hombre de Monte Carmelo"
Luego de leer los comentarios de tus amigos, debo comenzar por agradecerles sus felicitaciones en ocasión de mi cumpleaños.
Fue muy grato leer tu nota, enterándome de paso - como ya te lo comenté por e-mail - de algunos aspectos de la historia de mi tierra natal que desconocía.
Por cierto, en esta época del año, en 1950 dejé el English Language Institute de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, para trasladarme a Fort Wayne, Indiana. Era mi primer viaje en autobús y tenía que hacer una conexión en Toledo Ohio. Allá no tuve la oportunidad de hacer seguimiento al traslado de mis maletas de un vehículo a otro y tratando de averiguar me dirigí a uno de los maleteros, que cuando me habló en su marcado acento del Sur, no le entendí absolutamante nada. Fue sumamente impactante, pues yo creía que luego del curso intensivo de dos meses ya estaba listo para comunicarme en inglés y era evitente que todavía no era el caso.
La verdad es que fue luego de pasarme un mes al final del verano, en una escuela de "base ball" en un pueblito a orillas del Hudson en el estado de New York, que pude ganar suficiente dominio para comenzar mis estudios universitarios.
Eso me tocaba a mi solito, porque no había teléfono para comunicarme con mis padres, ni nada que se pareciera a Internet.
Te quiere tu papá
César
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