Hace unos días estuve revisando un blog amigo y en el encontré un post que hablaba sobre la aceptación como el mejor método para sobrellevar nuestras vidas. Si nos guiamos según este principio, debemos irremediablemente, pensar en aquellas palabras contenidas en la famosa "Oración de la Serenidad":
Dios concédeme la
Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar...
Valor para cambiar aquellas que puedo y
Sabiduría para reconocer la diferencia...
Desde hace muchos años he escuchado estas palabras, las cuales bien pueden ser muy reconfortantes en determinados momentos, y que hoy, después de muchos días, me han invitado a sentarme a escribir.
Papá es y ha sido siempre un promotor de esta oración, la recuerdo desde los tiempos de mi niñez, pues dada mi personalidad volátil y explosiva, por la cual él muchas veces me tildó de "cascarrabias", la oración era recitada con el objetivo de hacerme reflexionar y finalmente hacerme alcanzar un momento conciliador ante la situación que me provocaba tanta ira o decepción. Era pues, esta plegaria, un elemento catártico fundamental durante mis experiencias difíciles en aquellos días previos a la adolescencia y la adolescencia misma.
En casa, esa que siempre recuerdo como mía sin importar donde esté y que tan vieja me ponga, teníamos una pizarra imantada instalada en el corredor que daba a las habitaciones. La misma, era a su vez, una herramienta esencial de la comunicación en nuestro hogar, pues en su superficie, padre e hijos intercambiábamos información en un recinto en el que algunas veces no nos veíamos las caras. Siendo muchas veces una tarea titánica encontrar un espacio en blanco para dejar un nuevo mensaje, y una experiencia delirante, cuando se tomaba la decisión, la de borrar todo lo escrito para comenzar de nuevo a invadir su blancura mediante la escritura.
La pizarra, sin importar el paso del tiempo, aun está allí, y en ella hay también una versión en ingles de la famosa oración. Recordándonos cada día que somos invencibles y que no hay nada que no podamos superar, bien sea mediante el cambio o la aceptación.
Lo cierto es que las cosas que no podemos cambiar son aquellas que no dependen de nosotros mismos, son aspectos que obedecen a otra persona, y que para ser transformados requieren de la voluntad de esta, o bien, de los hechos conjuntos de una comunidad entera, y estos, imagino, son los actos a los que el popular rezo se refiere.
Dios concédeme la
Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar...
Valor para cambiar aquellas que puedo y
Sabiduría para reconocer la diferencia...
Desde hace muchos años he escuchado estas palabras, las cuales bien pueden ser muy reconfortantes en determinados momentos, y que hoy, después de muchos días, me han invitado a sentarme a escribir.
Papá es y ha sido siempre un promotor de esta oración, la recuerdo desde los tiempos de mi niñez, pues dada mi personalidad volátil y explosiva, por la cual él muchas veces me tildó de "cascarrabias", la oración era recitada con el objetivo de hacerme reflexionar y finalmente hacerme alcanzar un momento conciliador ante la situación que me provocaba tanta ira o decepción. Era pues, esta plegaria, un elemento catártico fundamental durante mis experiencias difíciles en aquellos días previos a la adolescencia y la adolescencia misma.
En casa, esa que siempre recuerdo como mía sin importar donde esté y que tan vieja me ponga, teníamos una pizarra imantada instalada en el corredor que daba a las habitaciones. La misma, era a su vez, una herramienta esencial de la comunicación en nuestro hogar, pues en su superficie, padre e hijos intercambiábamos información en un recinto en el que algunas veces no nos veíamos las caras. Siendo muchas veces una tarea titánica encontrar un espacio en blanco para dejar un nuevo mensaje, y una experiencia delirante, cuando se tomaba la decisión, la de borrar todo lo escrito para comenzar de nuevo a invadir su blancura mediante la escritura.
La pizarra, sin importar el paso del tiempo, aun está allí, y en ella hay también una versión en ingles de la famosa oración. Recordándonos cada día que somos invencibles y que no hay nada que no podamos superar, bien sea mediante el cambio o la aceptación.
Lo cierto es que las cosas que no podemos cambiar son aquellas que no dependen de nosotros mismos, son aspectos que obedecen a otra persona, y que para ser transformados requieren de la voluntad de esta, o bien, de los hechos conjuntos de una comunidad entera, y estos, imagino, son los actos a los que el popular rezo se refiere.
Todo esto suena viable en teoría, pero muchas veces la aceptación me hace pensar en el conformismo. Como esto es lo que hay y yo no puedo cambiarlo (me refiero a una realidad cualquiera que nos perturbe), decido entonces pensar que es mejor que nada, o bien que se puede estar peor. Al fin y al cabo no depende de mi, y si eso me afecta por un lado, por el otro, decido entonces cometer otra serie de acciones que me hagan sentir mejor y que suplanten de alguna manera las sensaciones de cólera, rabia, frustración o desencanto que otros hechos intransformables generan en mi.
No es que aceptar sea del todo descabellado, reconozco que muchas veces es un hecho amable y bondadoso, el problema está, creo yo, cuando la vida se convierte en un eterno escape de aquello que nos molesta, y lo aceptamos porque no tenemos la capacidad de modificarlo, sustituyendolo con otras realidades, que si bien pueden ser muy positivas para nuestras vidas, no hacen que aquello que nos afecta deje de existir.
Es así cuando la aceptación se convierte en un hecho peligroso, o por llamarla de alguna manera, en un arma de doble filo.
8 comentarios:
No se moni, yo he llegado a una "casiconclusión", osea que no es una conclusión al 100%...jajaja
Y es, que todo aquello que tu mente es capaz de imaginar, en una u otra forma, es susceptible de ser conseguido.
Por tanto, no hay nada que no pueda ser cambiado.
No puedes, de hecho, cambiar una montaña de un lado al otro. Sin embargo yo he tomado prestado el cerro "El Avila" y me lo he traido a mi ranchito para contemplardo desde mi chinchorro en la presiesta, en Agosto, en el tórrido calor de Andalucia...
Yo entiendo la aceptación, como un consentimento, una aprobación a algo, una idea que he comprado de mas o menos grado, pero que me ha hecho reflexionar y sopesandola he decidido aceptar.
Lo otro para mi es puro y duro conformismo, y eso, no es bueno para nada, digase en inglés o español.
Me ha encantado este post, volveré a reflexionar releyéndolo, gracias, preciosa.
Un beso grande y salud, Genín
Me ha encantado leerte, MoniQueen. Aceptar, cambiar, la vieja plegaria, tu historia de cuando niña...
En algún momento escribí que "frecuentemente caigo en la cuenta de que tengo que cambiar, para seguir siendo yo mismo". Y entiendo que aceptar, de algún modo, es darme a mí mismo la oportunidad de cambiar. Si ante un hecho que te contraría haces lo que está en tus manos para enfrentarlo, no has de sentirte responsable (y menos culpable) de que se malogre la situación. Has de reconocerla, conciliarte contigo mismo (hiciste cuanto estuvo en tu mano) y mirar hacia los nuevos caminos que se abren delante de ti. Y aceptar, en este sentido (para después avanzar) no tiene nada tiene que ver con resignarse, con dimitir rumiando la propia desgracia en un ejercicio estéril de autoconmiseración. Por eso, yo entiendo que aceptar es también buscar una puerta y, en este sentido, es una liberación. Es salir, avanzar, crecer...
Sería muy largo extenderse en esta cajetilla de comentarios sobre un asunto tan delicado como cercano. ¡Pena de un café!... Pero, ya te digo: me ha gustado que lo toques y dejes ese poso de ti misma, para que quienes nos acercamos absorbamos algo más de ti.
Un beso, desde el frío intenso de una primavera que se estrena vistiendo de blanco nuestras cumbres.
¡Enhorabuena a Genín, que por dos minutos me ha pisado el estreno! Lo "aceptaré" deportivamente...
Este post me ha recordado por qué empecé a leerte hace ya unos cuantos meses...
Pienso más o menos como tú y como Genín en cuanto a la idea de aceptación y en cuanto a las altas probabilidades de que ésta sea usada para enmascarar una actitud conformista.
Yo soy bastante inconforme (más de lo recomendable para quien quiera tener buena salud mental), me cuesta aceptar aquellas cosas que me causan un perjuicio directo o indirecto, y de hecho, me niego a aceptarlas, me niego a desoír la responsabilidad que siento por cambiarlas.
Yo creo que todo aquello que influye y opera en mi vida, también de alguna manera, es susceptible a mi influencia; algo que me afecta puede ser afectado por mí.
Hay cosas muy grandes, cosas que existen desde antes de que yo existiera, pero me niego a aceptar esa "antigüedad" como excusa para no hacer nada por modificarlas, cuando creo que es mi deber y mi derecho.
¡Niña no te metas en profundidades!
El tema de la aceptacion de las situaciones, etc...¿sere superficial? no me gusta mucho ponerme a pensar mas de la cuenta en esos temas porque me saca de "mi encuadre mental" y me desestabilizo, eso lo tengo "aceptado" jajaja
Muy bonito tu post, como todo lo que escribes.
Besos
No pienso que el aceptar sea igual a conformismo.
Acepto que tengo ciertas tendencias positivas o negativas, pero yo como ser tengo todas las herramientas para modificar aquello que como dices, nos perturba.
En cuanto a la frase, creo que es dejar recaer en otros entes materiales (humanos)o misticos, un peso el cual solo nosotros podemos manejar.
Aceptarnos es parte del "SER", lo que hay es que entender que el kharma que nos pesa, podemos transformarlo.
saludos
Me encanta este post.
Deja ver esa linea sutil, entre el conformismo y la aceptacion, dependera desde el pto de vista de quien lo mire y de la conveniencia de la una o la otra.
Concuerdo contigo en el ultimo parrafo, cuando lo tapas con otras realidades, creyendo que asi lo solucionas, pero el sigue y seguira alli, cual piedrita en el zapato.
Llegué aquí por Auroville, muy interesante el blog.
Creo que si, la clave está en distinguir que es lo que puede ser modificado y que es lo imposible de modificar (por ejemplo el pasado). Muchas veces nos torturamos por hechos y acciones del pasado cuando en realidad ya pasó, alli tenemos que tener 100% aceptación, para no lastimarnos inutilmente.
En cuanto a lo que no aceptamos y queremos cambiar yo agregaría el concepto de determinar claramente cual es nuestro ámbito de responsabilidad para no meternos en luchas que no nos corresponden. En cuanto a lo que es nuestra responsabilidad y queremos cambiar tratar de ver como lo hacemos con el menor gasto posible.
Hace dos años escribí un libro sobre todos estos conceptos, acción, perseverancia, humildad, concentración, fe, felicidad, etc etc y ahora esto me hace acordar.
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